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Érase una vez...

[¿Viajas conmigo?]

[¿Viajas conmigo?] Como cada tarde, Sofía fue al hospital a visitar a su abuelo Tomás. Tomás estaba ingresado desde hacía un mes por molestias respiratorias. Sofía entendía perfectamente qué le estaba ocurriendo a su abuelo, pero prefería no pensar en ello.
Iba a verlo cada tarde después de estudiar y los fines de semana también. Se lo pasaba bien estando allí, haciéndole compañía a Tomás. Sofía le leía un libro para que no se aburriera: “Ojalá fuera cierto”, se llamaba el libro. Una tarde tocaba lectura, y a la tarde siguiente tocaba charla o simplemente escuchar las interesantes historias que Tomás guardaba en un rincón de su mente.
Tomás tenía un compañero de habitación, Alberto. Alberto, se había convertido en uno más de la familia para Sofía. El libro que le leía a Tomás, también iba dirigido para Alberto. Y los días que tocaba charla o historias, Alberto era el que más se entusiasmaba contando sus anécdotas.
Tomás y Alberto le habían enseñado a Sofía infinidad de cosas. Sofía aprendió que las estrellas eran las hijas del sol y la luna. Que el mar era el amante secreto de la luna. A Sofía le fascinaban esas historias. Era mucho más divertido que todo lo que aprendía en el colegio.
Alberto había viajado mucho desde pequeño. En ese mes que había estado Sofía yendo a verlos, Alberto le había descrito cientos de lugares. En una sola tarde, Sofía y Tomás podían viajar con la imaginación a cientos de lugares. Paría, Roma, Sydney, Nueva Cork, Nicaragua, Argentina, México, el desierto de Sahara, etc. Lo describía todo a la perfección. No se olvidaba ni del más mínimo detalle.

“En el desierto de Sahara, es cierto que hace calor. ¡Pero sólo durante el día! Por la noche puedes llegar a coger hipotermias. Cuando caminas por allí, se te hace muy pesado el paseo. La arena se te mete dentro de los zapatos, y si se levanta una pequeña brisa, se te mete en los ojos. Es bastante incómodo. Pero cuando vez las maravillosas dunas, esa extensión tan inmensa de tierra, esa majestuosidad de paisaje, se te olvida todo.”

Mes y medio más tarde, a Tomás le dieron el alta. Se marchó a casa y se despidió de Tomás con la promesa de venir a verlo en cuanto retomara las fuerzas. Sofía también se despidió de él, sólo que ella le prometió seguir viniendo cada día, como había hecho hasta el momento. Y cumplió su promesa.
Un día, llegó a la habitación y Alberto no estaba. Les extrañó muchísimo. Fue en busca de la enfermera para preguntarle dónde le habían trasladado.

-Buenas tardes señora. ¿Sabes dónde han trasladado a Alberto Ruiz? -¿Alberto Ruiz?
-Lo siento, niña. Alberto murió anoche mientras dormía.

Sofía se quedó de piedra. No supo reaccionar.

-¡Cielo! No estés mal. Alberto fue muy feliz siempre. Supo verle el lado bueno a la vida, pese a que se tiró postrado en una cama de hospital la mayor parte de sus días…
-¡Eso no es cierto! Alberto viajó por todo el mundo. Él me describió cada rincón en el que estuvo y yo pude imaginármelo a la perfección.

La enfermera suspiró.

-Preciosa… Alberto era ciego desde que nació. Aunque hubiera viajado, jamás pudo describirte realmente lo que vio, puesto que nunca lo hizo. Pero que eso te sirva de consuelo. Alberto estaba tan enamorado de la vida y tan apegado a ella, que su mente vio todo lo que no pudieron ver sus ojos. Y esa imaginación tan grande, os sirvió a vosotros de entretenimiento. Os contó bellas historias de sus viajes imaginarios. Así no os mintió. Sólo, no os lo contó todo.

Sofía se marchó cabizbaja, pero con una sonrisa en la cara.

“Gracias por darme un trocito de tu felicidad e imaginación, Alberto”.

8 comentarios

Jess -

Vaya que tienes un don...!
Besos

bita -

Niña consigues ponerme los pelos de punta con cada historia!!Que bonita!!
Por cierto, me he mudado de blog, asi que tienes que cambiar el enlace, espero que te guste el nuevo ya me dirás!!
Muchisimos besitos guapa!!

MyeC -

Echaba de menos una historia de este calibre... :__) preciosa...

La moraleja me imagino que es referente a la imaginación y a la tercera edad :D jeje ^^

Besos! ByeZZZz...

Sory -

Una historia preciosa!... :)
Y oye! describía bien los lugares... la descripción del desierto es auténtica ! :P
Besazo preciosona ! :*

Synnove -

Me gustó la historia, a pesar de lo triste del final.

Es bonito prestarle atención a los mayores, aprender de su experiencia. El problema es no tener siempre tiempo que darles, o que ellos no te quieran contar...

1besote!

scape95 -

Una preciosa historia. Gracias!

Marta -

Es una bella historia, has juntado todos los ingredientes perfectos para hacer una de las mejores.

besos

Viento Nocturno -

Tus historias siguen poniendome los sentimientos a flor de piel.

Me da mucho gusto que hayas regresado, ya me he puesto al corriente. Yo también he estado muy liado, pero sigo leyendote.

Un gran beso